Entonces, Dodi Al-Fayed, un multimillonario egipcio, apareció en su vida. Era perfecto para ella, no le amedrentar las cámaras y los paparazzi no suponían una amenaza para él. Era consciente del alto precio que le supondría salir con ella, pero nunca imaginó que le costaría la propia vida.
Al-Fayed le daba a Diana todo lo que quería y los paparazzi se lo pasaban en grande con su historia. Se lo ofrecían todo en bandeja de plata y el público la apoyaba, su princesa había encontrado por fin el amor verdadero.
Dos almas perdidas
La fría y distante infancia de Carlos contrastado con el deseo de Diana de vivir una historia como la de la Cenicienta, fueron la mezcla perfecta para crear un cuento sobre un futuro rey, su princesa y su alma perdida.
En un principio, todo el mundo creía que eran la pareja perfecta, además Diana cumplía con todos los requisitos de la Reina. Sin embargo, aquellos que tenían la vista más aguada reconocieron lo que estaba pasando desde el principio, que la distancia que había entre ambos miembros de la pareja jamás podría reducirse.
El semental de la realeza
Hasta 1977 Carlos tuvo muchas parejas y la familia real británica no estaba muy de acuerdo con sus gustos. Era rebelde y muchos le describían como un semental, algo a lo que la familia real de los Windsor hacía oídos sordos.
Quería destacar y ser diferente, no quería seguir el redil que marcaban el resto de los miembros de su familia. Sin embargo, en el fondo sabía que ya tenían su futuro completamente planeado.
Y entonces apareció Camilla
Camilla Rosemary Shand era un año mayor que Carlos, su padre era comandante en el ejército británico, por lo que creció rodeada de las altas esferas de la sociedad. Aunque no tenía lazos de sangre con la familia real británica, de algún modo formaba parte de la aristocracia del país.
Estudió por toda Europa y era considerada un buen partido. Además, fue la primera mujer que logró llegar y posteriormente conquistar el corazón del príncipe Carlos.
La gran huida
Carlos y Camilla se conocieron en 1970, cuando ambos tenían poco más de 20 años y una gran pasión compartida por el polo. Los dos sintieron la atracción mutua al instante y comenzaron a salir juntos; como querían evitar llamar la atención, a menudo se escapaban por la campiña inglesa, esperando así poder conservar su intimidad.
Al principio parecía un cuento de hadas con un príncipe encantador y su princesa. Sin embargo, las cosas no tardarían en torcerse cuando la corona británica se metió de por medio y echó por tierra todo lo que la pareja había creado. Pero no por mucho tiempo…
En el ejército
Camilla era todo lo que Carlos había estado buscando. Atractiva, sin miedo al futuro que todo el mundo sabía que le esperaba y, además, compartía su admiración por la naturaleza británica. Todo esto se terminó en 1971. La posición de Carlos de obligó a unirse al ejército británico teniendo que dejar atrás a Camilla. Esperarll no era una opción, el recorrido que iba a seguir esta historia ya estaba establecido.
Tuvieron que tomar caminos separados. Más adelante, Camilla tuvo que pagar un alto precio por haber formado parte de la vida de Carlos antes de la aparición de Diana.
Nunca llegaron a despedirse del todo
Es bien sabido que, aunque ambos se casaron con personas diferentes, el romance entre Carlos y Camilla nunca llegó a terminar. Aunque sí que es cierto que Camilla amaba a su esposo, seguía teniendo grandes sentimientos hacia el futuro rey.
En cuanto a Carlos, la sombra de Camilla permaneció presente durante años y todo el mundo sabe que en el matrimonio del entonces príncipe y Diana, siempre hubo tres personas.
El matrimonio estaba en juego
No cualquiera podía ser la futura reina de Inglaterra, la madre de Carlos, la reina Isabel II, sugirió muchas mujeres que le parecían aptas para esa posición. Sin embargo, Carlos las rechazó a todas. En ese momento fue cuando apareció la familia Spencer.
La reina veía con buenos ojos a Lady Sarah Spencer para desposarla con su hijo Carlos, finalmente la hermana de Sarah fue la elegida y la mujer que cambió la familia real británica para siempre.
La futura novia
En 1977 el príncipe Carlos y Lady Sarah empezaron a salir, en ese mismo momento el futuro rey conoció a la hermana pequeña de su pareja, Lady Diana Spencer. En aquella época Diana tenía solo 16 años e ignoraba lo que el futuro tenía preparado para ella.
Cualquiera pensaría que un escenario así enfrentaría a las dos hermanas, pero no fue así en absoluto. Tenían una relación tan fuerte que no iban a permitir que cualquier príncipe, futuro rey o no, la destrozada. Fueron otras cosas las que hicieron que se tambalearse su relación.
Más que una simple princesa
Puede que Diana no creciera en el seno de la familia real británica, pero durante toda su vida había mantenido estrechas relaciones con ella. Creció en una familia privilegiada, su padre era ayuda de cámara del rey Jorge VI y de la entonces princesa Isabel II.
No importa la cercanía que hubiera tenido con la realeza durante su infancia, nada podría haberla preparado para cómo sería su vida como princesa. Tan solo era cuestión de tiempo para que la vida de la joven y bella Diana cambiase para siempre.
Diecinueve son casi como treinta
Diana era todavía muy joven en el verano de 1980, año en el que Carlos se fijó en ella. En ese momento, Diana tenía tan solo 19 años, mientras que el príncipe ya había cumplido los 31. Al poco tiempo la pareja se fue de vacaciones y así comenzó un nuevo capítulo de la historia de la familia real británica.
Este fue un punto de inflexión en la vida sentimental de Carlos. Ese año le pidió por primera vez una cita a Diana. Carlos estaba pasando por un mal momento tras la muerte de su querido tío Lord Mountbatten, sin embargo, tener a Diana a su lado le sirvió de gran consuelo.
Presión en casa
El príncipe Felipe, el padre de Carlos, no paraba de presionarle para que tomase una decisión. En algún momento se convertiría en el rey de Inglaterra y el tiempo pasaba rápido. No sabemos si estas presiones fueron las que obligaron a Carlos a seguir adelante, porque estaba claro que no estaba locamente enamorado o si era un recuerdo del pasado que no lo dejaba avanzar.
Para Carlos, la sombra de Camilla seguía muy presente y por eso no era capaz de darle una oportunidad a otra mujer.
Dijo "si, quiero" demasiado pronto
Diana estaba preparando un viaje a Australia, Carlos conocía estos planes, así que le propuso matrimonio antes de su marcha contando con que tendría un tiempo de ventaja teniendo en cuenta dicho viaje, suponía que Diana aprovecharía esos días para pensárselo detenidamente. Se equivocaba.
Diana le dio una respuesta mucho antes de lo que esperaba, antes de subirse al avión aceptó su proposición. 1981 empezó fuerte y la joven Diana, que tenía todavía 19 años, se comprometió con Carlos, que tenía 31 y en algún momento se convertiría en el rey de Inglaterra. Su historia comenzaba aquí.
La realidad sobre la vida de la realeza
Diana y el príncipe estuvieron saliendo juntos solo durante seis meses antes de que Carlos le propusiera matrimonio en febrero de 1981. En cuestión de meses ya eran marido y mujer. Por desgracia, Diana no tardó en darse cuenta de que la presión que suponía ser parte de la realeza era demasiado para ella.
Se vio acosada por los medios de comunicación y examinada al detalle por la familia real y la gente. Los periodistas y los medios de comunicación la persiguieron constantemente a lo largo de su vida y acabarían llevándola a un triste final.
El escándalo del compromiso
Cuando Carlos y Diana anunciaron su compromiso, surgieron las primeras señales de problemas. Le hicieron a Carlos la pregunta más sencilla y, sin embargo, la respuesta que ofreció resonaría durante muchos años.
Simplemente le preguntaron si estaban locamente enamorados. Diana se quedó callada y entonces fue cuando Carlos dijo “enamorados o lo que sea”. La pobre Diana se mantuvo en el sitio con una sonrisa falsa y asintió con la cabeza. Tampoco había mucho que pudiera decir.
Cenicienta en la carretera
Lo que empezó como una magnífica y encantadora ceremonia nupcial pronto se convertiría en una de las relaciones más conocidas y prestigiosas del mundo. A pesar de los deseos de Diana, Camilla Parker Bowles asistió al evento.
Menos de un año después nació el príncipe Guillermo, dos años después de la llegada al mundo de su primogénito la familia le dio la bienvenida a su segundo hijo, el príncipe Harry. A pesar de las normas y los problemas familiares, las cosas parecían ir de forma bastante normal para los nuevos miembros de la familia Windsor, pero esta tranquilidad no duraría.
La separación
Las cosas entre Carlos y Diana nunca fueron sencillas, ni siquiera al principio de su relación. Diana tenía ciertos problemas de salud relacionados con su peso. Estos problemas se debían a la presión que sufría y a las reglas que se veía obligada a acatar. Una cosa es segura: no llevaba la vida de princesa que se esperaba.
Estaba destrozada, pero despedirse de las obligaciones que su rango requería no era lo que más miedo le daba. De hecho, desafió las reglas al eliminar la palabra “obedecer” de sus votos matrimoniales. Tiene sentido, en el futuro demostraría que no estaba dispuesta a obedecer a nadie…
¿Llegó a formar parte de ese mundo?
Diana nunca llegó a sentirse como en casa. No podía evitar sentir que nuca lograba estar a la altura de lo que se esperaba de ella.
El cuento de hadas no tardaría en derrumbarse. No tardaron en aparecer rumores sobre ciertas aventuras extramaritales, entre los que se incluía el rumor de la aventura entre Carlos y Camilla. Al parecer, Diana se enfrentó a ella, pero no fue suficiente para que esta relación furtiva finalizase y esto empezó a pasarle factura a la joven princesa. El hecho de que el resto de la familia real siguiera actuando como si no pasase nada no hizo sino empeorar las cosas.
Cuando las cosas no salen como uno quiere
Si Carlos se hubiera podido salir con la suya, probablemente se hubiera casado desde un principio con su amor verdadero, Camilla. El tío de Carlos, Lord Mounbatten, no creía que Camilla fuera lo bastante aristocrática como para ser la esposa del príncipe de Gales.
La joven Diana se vio casada con la realeza y con dos hijos pequeños, uno de ellos destinado a ser el futuro rey de Inglaterra. Menos de cinco años después de su boda, las grietas en su matrimonio eran demasiado grandes como para obviar su existencia y la presencia de Camilla la perseguía allá donde fuera.
El principio del fin
No se sabe exactamente cuál fue el punto de inflexión exacto en el matrimonio de Carlos y Diana y cuándo empezaron a desmoronarse las cosas. ¿Fue la diferencia de edad que había entre ambos? ¿Fue el hecho de que Carlos nunca consiguió olvidar a Camilla? ¿O se trataba de que Diana estaba madurando y trataba de dar a conocer su carácter individual? Algo que resulta casi imposible cuando formas parte de la realeza.
Diana acabó haciendo frente a Camilla, sin embargo, esta le contestó diciéndole que Diana tenía todo aquello que ella ansiaba.
La verdad salió a la luz
Finalmente llegó el día en el que las especulaciones se convirtieron en hechos y una conversación telefónica entre Carlos y Camilla hizo que el matrimonio del príncipe saltarse por los aires. No había vuelta atrás y la relación entre el príncipe y la princesa estaba al borde del colapso.
En la década de los 90 se publicaron los diarios de Carlos, en los que se revelaban todas sus infidelidades. Además, también quedó registrado el estado de salud de Diana, lo que proporcionó una imagen muy distinta a la que solía reflejar.
Juntos por obligación
Carlos no informó de que había retomado su romance con Camilla en 1986, que fue el momento en el que sintió que su matrimonio se había “roto irremediablemente”. La pareja se abstuvo de separarse oficialmente hasta que el romance con Camilla se hizo público en 1992.
¿Te imaginas tener que poner cara de “todo está bien y estamos intentando salvar nuestro matrimonio” cuando, en el fondo, tú sabes, tu marido sabe y la nación entera sabe que ya se había dicho la última palabra y que el matrimonio se había acabado?
Era el momento de Diana
Carlos y Diana se separaron en 1992 y firmaron el divorcio en 1996. La difunta reina Isabel por fin entró en razón y autorizó su separación oficial. En ese momento, Carlos no era el único que tenía un nuevo romance, la prensa filtró que la princesa Diana estaba saliendo con otro hombre.
Este nuevo hombre era James Gilbey. Los medios de comunicación tuvieron acceso a sus conversaciones privadas. La nación reaccionó a esta historia de una manera mucho más radical que cuando las acciones de Carlos salieron a la luz, haciendo que Diana se sintiera más perseguida y acosada que nunca.
Aventuras por ambos extremos
Al parecer, fueron varias las historias de amor en las que Diana se vio envuelta en aquella época, incluida la que, según admitió, duró varios años, con un oficial del ejército británico llamado James Hewitt. Incluso se especuló con que el príncipe Harry fuera fruto de su romance.
Hewitt publicó un libro titulado “Love and War”, en él detallaba el tiempo que pasaron juntos y dio sus percepciones sobre la personalidad de Diana cuando no estaba siendo completamente vigilada. Con todo y eso, Diana reveló en una entrevista para la televisión británica que el hombre al que consideraba el amor de su vida era Barry Mannakee.
Su último amor
Entonces, Dodi Al-Fayed, un multimillonario egipcio, apareció en su vida. Era perfecto para ella, no le amedrentar las cámaras y los paparazzi no suponían una amenaza para él. Era consciente del alto precio que le supondría salir con ella, pero nunca imaginó que le costaría la propia vida.
Al-Fayed le daba a Diana todo lo que quería y los paparazzi se lo pasaban en grande con su historia. Se lo ofrecían todo en bandeja de plata y el público la apoyaba, su princesa había encontrado por fin el amor verdadero.
Se dejaron ver por París
Diana y Dodi no tardaron en acostumbrarse a ser el centro de atención y a la opinión que la gente tenía sobre su relación. Empezaron a dejarse ver juntos en público y, cada vez que lo hacían, acaparaban las portadas de las revistas. Se les vio juntos por las calles de París, la ciudad de la luz y parecían estar muy enamorados.
En su momento, se pensaba que Dodi había hecho una compra extraordinaria durante sus vacaciones. Compró un anillo hecho a medida por un valor de casi 15.000 dólares. ¿Se trataba de un anillo de compromiso? Nunca lo sabremos. En cualquier caso, era hora de vengarse.
Sacando los trapos sucios
En la entrevista que Diana concedió a Panorama reveló todo lo que había que saber sobre su desafortunado matrimonio con Carlos. Culpó públicamente a Camilla por el fracaso del mismo, lo que consiguió que más de 23 millones de personas no pudieran apartar la vista del televisor.
En 1995 se formalizó finalmente el divorcio entre Diana y Carlos, despojando así a Diana de su relación con la realeza y permitiendo que Carlos estuviera libre de nuevo. Poco después, la tragedia golpearía a la familia y a la nación entera, por el trágico accidente que acabó con la vida de Diana.
La princesa del pueblo
Sin importar su posición, la nación siempre quiso a Diana. Era la princesa del pueblo y la gente adoraba todo sobre ella. Las historias acerca de su nueva vida amorosa no consiguieron cambiar eso y continuó siendo el miembro favorito de la familia real entre el pueblo.
Diana quiso demostrarle a la gente que ningún hombre podía ser responsable de su satisfacción interior. Su felicidad no dependía de nadie y mucho menos del príncipe. No necesitó a nadie para lograr ser, finalmente, feliz.
Una trágica pérdida
Menos de un año después de que se formalizase su divorcio, Diana perdió la vida junto a Al-Fayed en un trágico accidente de coche. Puede que no fuera miembro oficial de la familia número uno del Reino Unido, pero la nación entera lloró su pérdida.
Algo que llegó de forma inesperada fueron los reproches y la culpa que se dirigió hacia la figura del príncipe Carlos. Por supuesto, no era en absoluto culpa suya, pero la gente sentía que había traumatizado a Diana y le había hecho la vida imposible.
El último instante
Esta es la última fotografía que se sacó de Diana justo antes del accidente. Intentaba ocultar su cara ante las cámaras de los paparazzi, buscando así evitar quedar expuesta. Esta fotografía demuestra hasta qué punto la perseguían, incluso los pequeños momentos privados de su vida le eran arrebatados.
Mucha gente piensa que esto no fue un simple accidente. No hubo ni un solo momento en su vida en el que la dejasen sola, siempre había alguien invadiendo su espacio y entrometiéndose en su vida, ni en sus últimos momentos pudo disfrutar de un poco de calma.
Cada vez más cerca
Nadie sabía exactamente qué había entre Diana y Dodi cuando sufrieron el trágico accidente. A lo mejor estaban locamente enamorados y planeando un gran futuro juntos o a lo mejor solo se trataba de una aventura sin intención de convertirse en algo serio.
Lo que sí sabemos es que pasaron un verano entero juntos. Se les vio en el yate de Dodi y se publicaron imágenes de ello por todas partes. Fue su último verano.
Fuera de control
Lo que más molestó a la gente de esta tragedia fue el comportamiento de los fotógrafos y los paparazzi. En lugar de tratar de ayudar, siguieron sacando fotografías con la esperanza de conseguir la primicia del momento.
Esta situación llevó a la detención de algunos fotógrafos, dado que la situación se estaba descontrolado. Esto demuestra cómo los medios de comunicación a veces parecen olvidar que están fotografiando a seres humanos, no a “noticias”.
Dos muchachos desolados
Los hijos de Diana y Carlos, Guillermo y Harry, fueron los que peor lo pasaron, por supuesto. Tuvieron que vivir el divorcio público de sus padres, enfrentarse a la prensa sensacionalista y, por si fuera poco, ahora tenían que lidiar con el acontecimiento más espantoso que podía sucederles. La pérdida de su madre.
Solo serían capaces de compartir el dolor que sintieron esos trágicos días años más tarde. Harry dijo una vez que esperaba que su temprana experiencia de duelo y las reflexiones consiguientes pudieran ayudar a otros.
Intentando ser discretos por el momento
Cuando sucedió la tragedia, Carlos y Camilla estaban juntos (otra vez). Hicieron todo lo posible por mantenerlo en secreto porque sabían que la gente no se lo tomaría bien y, con la muerte de Diana, si su relación saliera a la luz todo iba a ser mucho más difícil de explicar.
Los mayores temores de Carlos estaban a punto de convertirse en realidad, ya que la gente no le apoyaba, toda su empatía y compasión las volcaban únicamente en Guillermo y Harry.
Todo el mundo lo estaba pasando mal
Aunque su matrimonio hubiera acabado, Carlos estaba tremendamente afectado por la trágica muerte de Diana. Necesitaba a alguien en quien poder apoyarse, sin embargo, la reina Isabel se mantuvo distante dado que ella también tuvo grandes problemas para manejar la situación.
Todo el mundo a su alrededor culpaba a Camilla por haberse entrometido en su matrimonio, incluso la propia reina intentó hacerla desaparecer de la vida de su hijo. No obstante, Carlos admitió que no estaba dispuesto a dejar escapar otra vez al amor de su vida, Camilla.
Rompiendo las normas
La nación amaba a Diana, pero Carlos amaba a Camilla. El príncipe nunca fue capaz de amar a otra mujer de la misma manera que a ella. Años después, Carlos y Camilla pudieron por fin casarse. Con ello, Carlos, el actual rey del Reino Unido, rompió muchas reglas que debe seguir la monarquía.
Su amor fue y sigue siendo más fuerte que las reglas establecidas, ya le han demostrado al mundo una y otra vez que están hechos el uno para el otro. La historia entre Carlos y Camilla es todo aquello que el matrimonio entre Diana y Carlos nunca pudo haber sido.
No había necesidad de seguir escondiéndose
En 1999 Carlos y Camilla hicieron público su amor. Lidiar con la reacción de la gente era una cosa, pero lidiar con la respuesta de la reina era mucho más difícil. En ese momento, la monarca se negó a aceptar la elección de su hijo.
A la reina le llevó más de un año acceder a estar en la misma habitación en la que se encontrasen Carlos y Camilla juntos. Cuando finalmente lo hizo, fue su sutil manera de aprobar la situación.
Volvieron a sonar campanas de boda
El príncipe Carlos se casó con su princesa, Camilla, 35 años después de haberla conocido. La reina Isabel no asistió. El príncipe Guillermo y el príncipe Harry aceptaron en sus vidas a la esposa de su padre.
Conocían su historia y estaban al corriente sobre los cotilleos y el pasado que cada uno de ellos arrastraba, sin embargo, solo se habían enterado realmente de la versión de su madre. Ahora estaban a punto de escuchar la versión de la historia de su padre.
Por fin pudo contarlo todo
Carlos nunca le contó al público sus sentimientos sobre sus 15 años con Diana, decidió compartir cómo fue su experiencia años más tarde. Si fue por respeto o por compasión no lo sabemos, pero, según dijo, para bailar el tango hacen falta dos personas, y Diana no lo bailaba sola.
Hace varios años se publicó un libro sobre la vida de Camilla y se dedicaron bastantes páginas al triángulo amoroso Diana-Carlos-Camilla. Al parecer, la noche anterior a su boda con Diana, Carlos lo pasó especialmente mal. ¿Alguien se molestó en ponerse en su lugar y preguntarse cómo se sentía? No.
Siempre estuvieron enamorados
Carlos recordaba su época con Camilla (antes de casarse con Diana) como una de las más tranquilas y felices de su vida. Deseaba casarse con ella, significaba el mundo entero para él y, cuando se comprometió con Parker Bowles, le rogó que lo reconsiderase.
Nunca dejaron de amarse e incluso durante sus malos momentos con Diana, él excusó sus acciones con Camilla diciendo que de ninguna manera iba a ser el único Príncipe de Gales de la historia que no tuviera una amante.
El diario obsceno
Diana supo en todo momento, incluso antes de su boda, que Carlos seguía enamorado de Camilla, pero estaba a punto de casarse con el futuro rey de Inglaterra. ¿Qué se suponía que tenía que hacer? Carlos no se esforzó por convencerla de lo contrario.
Durante todo su matrimonio con Diana, Carlos llevaba una fotografía de Camilla en su agenda. ¿Podía ser más obvio? Carlos intentó ser completamente transparente con Diana, sin embargo, la dura realidad se lo impidió. Existían convenciones y tradiciones que había que respetar.
Era negro sobre blanco
Cuando Carlos le propuso matrimonio a Diana, era demasiado joven, no estaba enamorado y tampoco estaba preparado para sentar cabeza. Su matrimonio empezó de una forma muy artificial, ¿cuáles eran las probabilidades de que saliera bien?
Pamela Hicks, la prima de Carlos fue citada en la biografía del actual rey diciendo: “No había forma de que una unión tan reacia saliera bien en los tiempos que corren”. Pero, como en muchas otras tristes historias, el deber fue lo primero.
El secreto salió a la luz
En una ocasión, Diana contó cómo había oído a Carlos hablar por teléfono con Camilla. El príncipe se estaba dando un baño y pensaba que nadie podía oírle ¿o acaso habló lo suficientemente alto como para que todo el mundo le oyera?
Le dijo a Camilla: “pase lo que pase, siempre te querré”. Esas palabras destrozaron a Diana que incluso se las echó en cara. Él no tenía nada que decir al respecto, sólo que habían discutido y que a veces las cosas se dicen sin pensar.
Fred y Gladys
Diana sabía que había algo entre ellos y, al parecer, Carlos y Camilla se habían puesto apodos para disimular en sus conversaciones, Gladys y Fred. Dos semanas antes de su boda, Carlos le hizo un regalo a Camilla.
Se trataba de una pulsera con las letras F & G grabadas. También se vio a Carlos llevando unos gemelos de oro que no le había regalado la que iba a ser su futura esposa. Carlos nunca se esforzó demasiado por ocultar su romance secreto y, en el fondo, deseaba que todo saliera a la luz.
Diana y sus hermanas
Años después, se reveló que la noche antes de la boda Diana estaba inquieta, pero no por lo que te imaginas. Aunque se esperaba que estuviese nerviosa y tensa antes de su gran día, estaba relativamente relajada, lo que preocupó a sus hermanas, que pasaron la noche con ella.
En el fondo, tenía la sensación de que iba a cometer un gran error, pero sus hermanas la hicieron comprender que no tenía otra opción. Tenía que seguir adelante, ¿dónde se ha visto que la princesa deje tirado a su príncipe justo antes de su boda?
En nombre de la corona
Un par de meses después de la boda, en una entrevista le preguntaron a Carlos sobre su gran día. Se quedó asombrado con la pregunta y habló de lo abrumados que estaban los dos ese día y de lo orgulloso que se sintió de ser británico. Estaba dispuesto a todo en nombre de la corona.
No dijo nada sobre su nueva esposa, sobre sus votos o sobre los sentimientos que tenía hacia ella. En lugar de comprometerse con la mujer a la que se suponía que debía amar y siguiendo lo que dictaba su corazón, se dedicó en cuerpo y alma a la monarquía.
En contra de nuestra naturaleza
¿Durante cuánto tiempo podía imponerse su lealtad a la corona a la naturaleza humana? ¿Fue la historia de Carlos y Diana una lección para aquellos que ostentan el poder? ¿Iban a permitir que se repitiese este error?
Desde entonces, la familia real británica ha experimentado varios romances y, con el tiempo, han conseguido ir relajando un poco las reglas y abrirse nuevos horizontes.
Las paredes del palacio se derrumbaban
Desde el caso de Diana, la familia real ha aceptado el divorcio de la princesa Anne, el escándalo del matrimonio del príncipe Andrés con Sara Ferguson e incluso le han dado la bienvenida a la familia a una mujer estadounidense divorciada, algo impensable hace un par de décadas.
La historia de Carlos y Diana perdurará para siempre, ya que marcó el principio del fin de una época oscura de la familia real británica que duró muchos años. Aunque fuera de una forma trágica, marcó el momento del cambio.
Todo el mundo es bienvenido
Meghan Markle se casó con el príncipe Harry y, aunque esto supuso (y sigue haciéndolo) numerosos escándalos y entrevistas, también supone una señal de cambio. La princesa Ana pudo volver a casarse, pero la relación más significativa es, sin duda, la de Carlos y Camilla.
Contra todo pronóstico, su amor salió victorioso. El sentimiento que comparten es claramente más fuerte que cualquier tradición o apellido. Sabían que estaban destinados a estar juntos y los contratiempos y problemas que tuvieron que atravesar solo consiguieron que su vínculo fuera más fuerte todavía.
Una nueva era
En 2022 acabó el reinado de Isabel II, la nación le dio la bienvenida al nuevo rey Carlos III. A su lado se encuentra Camilla, la reina consorte, el único y verdadero amor de su majestad.
Se cree que esta nueva era traerá consigo la tolerancia y el perdón. Esperemos que sean capaces de adoptar el nuevo mundo preservando al mismo tiempo el magnífico patrimonio y la tradición que posee esta institución.