Para evitar cualquier error, esta señal formaba parte de la vista que se podía ver al acercarse a las aguas del territorio de la prisión. Era el Área Recreativa Nacional del Golden Gate, y las consecuencias, si uno se pasaba, eran letales.
Entonces, ¿quién tendría un pase? Suponemos que los visitantes, los miembros del gobierno, los nuevos reclusos, los agentes de policía y la prensa. Eran los tiempos en que aún no se habían inventado los detectores inalámbricos, así que ésta era la única forma de evitar que los intrusos entraran en la zona prohibida.
Una fuga increíble
Alcatraz era la prisión más aterradora. Esta prisión de máxima seguridad se diseñó con el único propósito de mantener a los criminales más peligrosos alejados de la sociedad. De algún modo, tres presos consiguieron burlar todas las avanzadas medidas de seguridad de la prisión y escapar.
La fuga de Alcatraz se ha convertido en uno de los crímenes sin resolver más famosos de la historia de los Estados Unidos. Después del hecho, los funcionarios locales afirmaron que los tres fugados se ahogaron en las frías aguas, pero recientemente han aparecido pistas de que los presos (que ahora son ancianos) consiguieron escapar y vivir. Una carta que llegó en el 2018 ha hecho que el FBI reabra la investigación. ¿Cuál es la verdadera historia?
Frank Lee Morris
Frank Lee Morris era conocido por su gran mente y su capacidad para planificar. Era astuto, muy hábil y extremadamente inteligente. A los 11 años, Morris se quedó huérfano, tras lo cual fue trasladado de hogar en hogar de acogida. Aquellos años le enseñaron a ser autosuficiente e independiente.
Pero a Morris también le atraían los problemas. A la edad de 13 años, fue condenado por su primer delito. Iba a dejar su huella en el mundo de la forma más inesperada. Frank Morris sería conocido para siempre como el hombre que orquestó la gran fuga de Alcatraz.
Un delincuente recurrente
A medida que fue creciendo, Frank Lee Morris siguió con sus actividades delictivas y cumplió condena en prisiones de varios estados, para acabar finalmente en la penitenciaría estatal de Luisiana, conocida como "Alcatraz del Sur". Esto suena bastante intimidatorio, pero Morris planeaba una gran sorpresa.
Frank Lee Morris cumplía una condena de diez años por atracar un banco cuando ocurrió lo impensable: ¡consiguió escapar! Morris consiguió eludir a las autoridades durante casi un año antes de ser capturado durante otro atraco. Fue detenido y encarcelado, pero esta vez lo enviaron al famoso Alcatraz.
Los hermanos Anglin
Frank Lee Morris sabía que una buena fuga de una prisión no podía hacerse solo. Necesitaba un equipo y lo encontró cuando llegó a "La Roca", un apodo común para Alcatraz. El equipo estaba formado por Morris, dos hermanos llamados John y Clarence Anglin, y otro convicto llamado Allen West.
Los hermanos Anglin nacieron en Georgia y crecieron en Florida. Sus padres eran agricultores temporeros, y la familia viajaba por el país en busca de trabajos agrícolas. La familia Anglin, dos padres y 13 hijos, iban al norte a recoger cerezas todos los meses de junio.
La familia
John y Clarence Anglin eran inseparables de niños; algunos dirían que eran como uña y mugre, algo en lo que irónicamente se convirtieron al crecer. Todos los años, cuando eran niños, su familia se iba al norte a trabajar en la recogida de cerezas, a veces incluso hasta Michigan.
En aquellos veranos, los hermanos Anglin nadaban en las gélidas aguas del lago Michigan y eran muy conocidos por sus superiores habilidades como nadadores. No tenían ni idea de lo importante que sería para ellos en el futuro. Con poco más de 20 años, los hermanos empezaron a atracar bancos juntos, pero fueron detenidos durante un atraco en 1956. Pero eso fue sólo el comienzo para ellos...
El equipo
Durante su encarcelamiento en la Penitenciaría de Atlanta, los hermanos Anglin fueron sorprendidos intentando fugarse en numerosas ocasiones. Lo único que querían era salir, y no les importaba cómo. Esto hizo que los enviaran a Alcatraz, que era una prisión de máxima seguridad. Allí conocieron a Frank Lee Morris, el jefe del equipo.
El grupo de cuatro, en el que también estaba el también recluso Allen West, tenía mucha experiencia personal sobre cómo escapar o intentar escapar de varias prisiones. Pusieron en común sus conocimientos y empezaron a trabajar en un plan para lograr lo imposible: una fuga de "La Roca".
El plan de escape
El plan de escape era bastante sencillo, pero los medios para llevarlo a cabo eran casi imposibles. Necesitarían la perfecta coordinación de todo el equipo para hacerlo funcionar. No era el trabajo de un solo hombre. No era el primer intento de fuga de este tipo, y no había lugar para los errores.
Tenía que funcionar, y tenía que funcionar sin problemas. Más de 30 presos habían intentado escapar de la isla de Alcatraz a lo largo de los años, y ninguno lo había conseguido. ¿Qué haría que este intento fuera diferente? ¿Qué garantizaba que éste era el momento adecuado para hacer historia?
El principio
Se sabe que los cuatro miembros del equipo estuvieron encarcelados en la penitenciaría de Atlanta en algún momento. Existe la posibilidad de que se conocieran de su estancia allí. John y Clarence Anglin definitivamente conocieron a Frank Lee Morris mientras estuvieron en Atlanta.
Los cuatro hombres también tuvieron celdas contiguas mientras estuvieron encerrados en Alcatraz, y mucho tiempo para idear su gran plan. El plan que idearon exigiría cada gramo de su valentía y todos los recursos que pudieran reunir. El plan de fuga se convirtió en lo único de lo que hablaban o en lo único que pensaban. Se convirtió en su existencia.
Recopilación de materiales
Alcatraz en aquella época no era sólo una prisión, sino también una fábrica, lo que supuso una gran suerte para el grupo. Los presos trabajaban como parte de su condena, lo que les daba acceso a los materiales que tenían a mano. Y habían muchos, porque Alcatraz trabajaba para el ejército estadounidense fabricando muebles, ropa y zapatos.
El equipo de cuatro hombres tenía otra ventaja, que hacía aún más probable la ejecución del plan. Eran delincuentes no violentos, algo extremadamente raro en Alcatraz. Esto les daba la ventaja de un escrutinio ligeramente menor por parte de los guardias, lo que les permitía más libertad para operar.
La utilería
El equipo empezó a poner en práctica su estrategia poco a poco, asegurándose de que cada paso del camino estuviera planeado a la perfección. Era complicado, y algunos dirían que incluso ingenioso. No sólo escaparían de la fortaleza virtual de Alcatraz, sino que también fabricarían maniquíes parecidos para dejarlos en su lugar.
Salir de la prisión no era suficiente; la banda tenía que encontrar la forma de escapar de la isla y evitar a los guardias. Los carceleros de entonces no tenían la misma compasión que ahora; sus órdenes eran disparar en cuanto los vieran, y cualquier intento de fuga era una apuesta mortal.
Asignación de equipos
Cada miembro del equipo supervisaba una parte diferente del plan, pero todos tenían que encontrar la manera de salir de sus celdas la noche fijada para la fuga. Los hermanos Angling se encargaron de fabricar las cabezas falsas para dejarlas en las literas vacías.
Las cabezas se crearon de forma tosca pero eficaz con cera de jabón, papel higiénico y pelo humano recogido del suelo de la barbería de Alcatraz. Era imaginación al máximo. Morris se encargó de arreglar un instrumento parecido a un acordeón para que inflara los chalecos salvavidas y una balsa.
Herramientas de excavación
El equipo también colaboró en la creación de herramientas para excavar fuera de sus celdas y desatornillar los tornillos de los conductos de ventilación. Es difícil de creer, pero consiguieron fabricar picos y llaves inglesas con objetos que encontraron por la prisión, como madera del taller y cucharas de la cafetería.
Cada día, el equipo trabajaba desde las cinco y media de la tarde hasta aproximadamente las nueve de la noche, picando sus celdas y tratando de hacer agujeros lo bastante grandes para que cupieran. Para acelerar el proceso, retiraban las rejillas de ventilación de las celdas y utilizaban las piquetas para agrandar los agujeros.
Malos cimientos
La banda tuvo bastante suerte de que la prisión ya fuera vieja y estuviera en mal estado, con paredes débiles y desmenuzables. Si se tratara de un edificio nuevo, el plan de fuga sería casi imposible de ejecutar. El agua salada que corría por las tuberías para ducharse y lavar los platos estaba destruyendo poco a poco las tuberías filtrándose por las paredes de la prisión.
Con el paso de los años, la sal desgastó el cemento y acabó por desmoronarlo. Las autoridades penitenciarias también mantenían el agua ligeramente caliente para evitar que los presos se acostumbraran a las bajas temperaturas de las gélidas aguas de la bahía de San Francisco.
El ruido
Probablemente te preguntes cómo es posible que se produjeran tantos golpes y astillas sin que nadie se diera cuenta. La verdad es que los fugados utilizaron hábilmente la reforma penitenciaria en su beneficio. En los años sesenta se decidió que los reclusos pudieran escuchar una hora de música al día. No se oía nada por encima de la desarmonía que se producía.
Morris también tocaba su acordeón lo más alto posible siempre que podía, y el estruendo era suficiente para ocultar cualquier ruido producido por golpes o el astillado del cemento. Los agujeros de la parte trasera de las celdas daban a un pasillo de servicios sin vigilancia lleno de tuberías que subían y bajaban.
Escalando el gimnasio de la jungla
El pasillo de servicio no estaba vigilado y estaba lleno de barrotes, como un gimnasio de la jungla. Si los presos abrían los agujeros de sus celdas lo suficiente para pasar, podrían utilizar fácilmente los barrotes para escalar los tres pisos hasta el techo. Después, tendrían que esperar lo mejor.
En la parte superior del edificio, necesitaban utilizar uno de los grandes pozos para acceder al techo. Se sorprendieron al descubrir que muchos de ellos estaban sellados con cemento. Tras una búsqueda desesperada, encontraron un pozo sin sellar y utilizaron una llave inglesa casera para abrirlo.
Abriéndose camino
Los hermanos Anglin y Morris consiguieron atravesar las paredes de sus celdas en mayo de 1962. Los agujeros que hicieron apenas eran lo bastante grandes para que cupieran por ellos, pero consiguieron salir a la fuerza. La banda fabricó sus chalecos salvavidas y la balsa cosiendo y pegando impermeables.
Utilizaron más de 50 impermeables para el proyecto. Eran una parte vital del plan, sin los cuales seguramente se ahogarían en las frías aguas de la bahía. Pensaron en todo, ya que no había forma de que este proyecto se cayera por una cosa tan simple como la profundidad del agua.
La señal
La banda estaba preparada y sólo quedaba esperar a que Allen West terminara de cavar su agujero de escape. Entonces, estarían listos para moverse cuando llegara el momento adecuado. En junio de 1962, por fin llegó la señal para iniciar la fuga, pero las cosas no salieron como estaba previsto.
El 11 de junio de 1962, Allen West terminó por fin de cavar un agujero de escape lo bastante grande como para poder salir por él. Se lo hizo saber a los demás miembros de la banda, pero nadie podía predecir lo que ocurriría a continuación. Este no fue el final de la historia, ni tampoco el principio.
El plan se pone en marcha
La banda esperaba ansiosa a que se apagaran las luces de aquel día para poner en marcha su plan. Se preguntaban si alguno de ellos lograría salir con vida. Tenían claros los riesgos, pero la atracción de una vida de libertad lejos de Alcatraz era demasiado fuerte.
Estaban dispuestos a arriesgarlo todo, incluso sus vidas, para escapar de "La Roca". Sus corazones se aceleraron y la adrenalina recorrió sus cuerpos ante la sola idea de escapar. En cuanto se apagaron las luces, el equipo preparó los maniquíes falsos y se dispusieron a escabullirse de sus celdas.
Las cosas salen mal
Morris y los hermanos Anglin salieron de sus celdas sin dificultad, pero Allen West no pudo escapar de la suya. Había avisado a los demás de que el agujero que había hecho estaba listo, pero parece que calculó mal el tamaño o el trabajo necesario para ampliarlo.
Frank Lee Morris trabajaba desde el pasillo de servicios, mientras que West lo hacía desde el interior. Lo intentaron todo, pero el agujero no era lo bastante grande y West estaba atrapado. Alrededor de las 21:30, mientras tomaban un vaso de agua desde la celda de West, ambos decidieron que había que dejar atrás a West.
Un hombre se queda atrás
Tras muchos meses trabajando juntos y un sentimiento general de camaradería, dejar atrás a West no debía de ser una decisión fácil, pero al grupo no le quedaban muchas opciones. El agujero no cedía, y cualquier ruido adicional que lo agrandara probablemente atraería la atención no deseada de los guardias.
Aunque a regañadientes, West tomó una por el equipo y tal vez incluso hizo posible el escape debido a un menor peso en la balsa. Los tres fugitivos restantes estaban por fin listos para iniciar la escalada. Utilizaron las tuberías de fontanería del pasillo de servicios y ascendieron 9 metros hacia el techo.
El descenso
La subida al techo de la cárcel fue bastante fácil para Morris y los hermanos Angling. Después, tuvieron que atravesar con el corazón palpitante más de 30 metros de techo antes de iniciar el descenso. Los tres hombres descendieron por 15 metros de tuberías por el lateral del edificio para llegar al suelo.
Bajaron junto a las duchas y se colaron sigilosamente entre los guardias allí ubicados. Los tres miembros restantes del equipo utilizaron su ingenio y sus preparativos para eludir a todos los demás guardias de servicio mientras se dirigían a la orilla. Tuvieron que detenerse allí para inflar la balsa y los chalecos salvavidas.
Dar la voz de alarma
A partir de ese día, Frank Lee Morris y John y Clarence Anglin no volvieron a ser vistos. Se adentraron en el mar en su balsa improvisada hacia las 23:30 horas y desaparecieron de la faz de la tierra. Las autoridades penitenciarias no se percataron de su desaparición hasta la mañana siguiente.
A primera hora de la mañana siguiente, unas sirenas atronadoras sacudieron la prisión de Alcatraz y despertaron a todos los reclusos. Había una gran confusión, y nadie podía creer que alguien hubiera intentado realmente escapar de "La Roca". Todos sabían que algo así no podía hacerse, pero pronto descubrirían que tres reclusos habían logrado lo imposible y se habían escapado.
Último hombre en salir
Allen West había caído pero no estaba fuera, y no había renunciado a sus planes de fuga. Aunque lo habían dejado atrás, siguió trabajando para agrandar el agujero de su celda lo suficiente como para escurrirse a través de él, y finalmente lo consiguió. West estaba extasiado; salió de su celda y empezó a seguir al resto del equipo.
Tras salir de su celda, West subió a la azotea, pero cuando llegó arriba, los demás no aparecían por ninguna parte. No tenía ninguna balsa ni ayuda y tuvo que decidir si arriesgarse y nadar hasta allí, y lo más probable es que perdiera la vida, o volver a su celda.
No se ha encontrado ningún vehículo
Pero había un problema con la confesión: no se denunció el robo de ningún vehículo en Angel Island o sus alrededores en los doce días siguientes a la fuga. Esto significa que, o bien planearon parar en un lugar diferente y West mintió, o desembarcaron en otro lugar accidentalmente o Morris y los hermanos Anglin nunca llegaron a la costa.
Durante su confesión, West alardeó ante las autoridades de que todo el plan había sido idea suya y que él había orquestado la gran fuga. Fue entonces cuando las autoridades involucraron al FBI. Abrieron una investigación oficial para determinar si los tres convictos habían sobrevivido.
Búsqueda en la bahía
Se registró exhaustivamente la bahía, pero no se recuperó ningún cadáver, aunque al día siguiente se descubrieron algunos objetos personales flotando en el agua. El agua la noche de la fuga estaba bastante fría, con una temperatura que oscilaba entre los 50 y los 54 grados. La bahía de San Francisco se caracteriza por sus aguas gélidas durante todo el año.
Según los expertos, un hombre adulto podría sobrevivir unos 20 minutos en el agua helada antes de que se produjera un colapso de las funciones corporales. Además, los fugitivos no habrían podido prepararse para las gélidas temperaturas del agua mientras se encontraban en Alcatraz, ya que los funcionarios mantenían el agua caliente en parte para evitar la fuga.
¿Caso cerrado?
El 31 de diciembre de 1997, 17 años después de la fuga, la investigación del FBI fue finalmente abandonada. Llegaron a la conclusión de que los presos probablemente se ahogaron en la bahía de San Francisco, ya que nunca se encontraron los cuerpos. Los US Marshals, sin embargo, han mantenido su investigación en curso.
El ayudante del US Marshal dijo a NPR en una entrevista en 2009: "Hay una orden de búsqueda activa, y el Servicio de Alguaciles no renuncia a buscar a la gente". De hecho, eso no fue lo último que se supo de las tres personas que supuestamente escaparon de Alcatraz. Esta historia parece no tener fin, y el misterio vivirá para siempre.
Siguiendo la corriente
Aproximadamente un mes después de la fuga, un carguero noruego avistó un cadáver a unas 17 millas del puente Golden Gate. Según ellos, el cuerpo llevaba ropas similares a los uniformes de la prisión de Alcatraz. Sin embargo, el informe tardó en presentarse y el cadáver nunca se recuperó.
En el 2014, un grupo de investigadores utilizó un modelo informático para calcular las corrientes que fluyeron la noche de la fuga. Según sus conclusiones, si la banda salía hacia medianoche, las corrientes de agua les ayudarían a llegar a la orilla y tendrían muchas posibilidades de sobrevivir.
Signos de vida
Un documental de History Channel emitido en el 2015 sacó a la luz nuevas pruebas que parecían confirmar que los hermanos Angling habían sobrevivido a la fuga. Se envió una tarjeta de Navidad firmada a su familia, y el análisis de la escritura coincidió con la de los hermanos. Por desgracia, nadie pudo determinar la fecha de entrega.
La familia Anglin sacó a la luz otra prueba clave, una foto de los dos hermanos en Brasil tomada en 1975. Esta foto fue analizada por un experto forense que afirmó que era "más que probable" que se tratara de John y Clarence Anglin. A día de hoy, nadie está seguro al 100% de que estas acusaciones fueran ciertas.
Confesión en el lecho de muerte
Otra pieza del rompecabezas fue suministrada por Robert Anglin, uno de los hermanos Anglin, quien confesó en su lecho de muerte que había estado en contacto con John y Clarence desde 1963 hasta 1987, pero afirmó que después perdieron el contacto. La familia Anglin no buscó a sus hermanos desaparecidos en Brasil porque la fuga de "La Roca" sigue siendo una investigación abierta de la Interpol.
Si los localizaran y condujeran inadvertidamente a la policía hasta sus hermanos, se enfrentarían a graves repercusiones. La cuestión de por qué la policía no investigó con dureza a los miembros de la familia Anglin sigue siendo una incógnita. ¿Quizás la policía sabía más de lo que pensamos?
La Carta
La famosa gran fuga de Alcatraz saltó a los titulares en enero del 2018 cuando el FBI anunció de forma impactante que reabría el caso. El caso, sin resolver desde hace décadas, volvió a la vida de repente gracias a nuevas e intrigantes pruebas.
La nueva prueba era una carta enviada al Departamento de Policía de San Francisco en el 2013 firmada por un hombre que afirmaba ser John Anglin, uno de los fugados de Alcatraz. No está claro por qué la carta no salió a la luz durante cinco años, pero su contenido era a la vez intrigante e impactante. ¿Fue un punto clave en la nueva y moderna investigación del caso?
La confesión de John Anglin
La carta comienza: "Mi nombre es John Anglin. Me escapé de Alcatraz en junio de 1962 con mi hermano Clarence y Frank Morris. Tengo 83 años y estoy en mal estado. Tengo cáncer. Sí, todos lo logramos esa noche, ¡pero a duras penas!". Anglin continúa: "Frank falleció en octubre del 2008. Su tumba está en Argentina con otro nombre.
Mi hermano murió en el 2011". Pero, ¿dónde estaba Anglin ahora y por qué de repente se puso en contacto? La carta lo revela todo. Acaso había otra carta que la policía desconocía, o era esta carta la última pista que la policía iba a tener en sus manos?
¿Dónde estaba?
La carta, escrita supuestamente por John Anglin, continúa revelando dónde ha estado en los muchos años transcurridos desde que "escapó" de la prisión de Alcatraz. La carta continúa así: "Esta es la auténtica y honesta verdad. Podría decirles que durante siete años viví en Minot, Dakota del Norte, y un año en Fargo, Dakota del Norte, hasta el 2003".
La carta era ilegible en algunas partes, pero un reportaje especial de la BBC interpretó el contenido y descubrió que Anglin había vivido en Seattle "la mayor parte de mis años después de fuga". Pero fue la siguiente revelación lo que resultó verdaderamente increíble.
Lo suficientemente cerca como para tocarlo
La carta supuestamente escrita por John Anglin también revelaba la ubicación actual del hombre: "Ahora vivo en el sur de California". Es casi imposible creer que un fugitivo de la ley y participante en una de las mayores fugas de prisión de todos los tiempos, viviera actualmente a sólo unas horas de San Francisco.
El hombre que escribió la carta estaba muy enfermo y necesitaba desesperadamente ayuda, aunque fuera en la cárcel, pero ¿era realmente John Anglin? La carta terminaba con un trato muy inusual ofrecido a las autoridades. ¿Estarían dispuestas a aceptar estas increíbles condiciones?
¿Es auténtico?
Estas son las condiciones establecidas en la carta "Si anuncias en televisión que me prometerán primero ir a la cárcel por no más de un año y recibir atención médica, te escribiré de vuelta para hacerte saber exactamente dónde estoy. Esto no es una broma..."
Pero antes de plantearse el trato, hubo que investigar la propia carta para ver si se podía descubrir alguna otra información sobre su autenticidad y origen. Se realizó un análisis intensivo de todos los aspectos de la carta en un intento de desvelar sus secretos. La policía sabía que tenía en sus manos algo de valor incalculable.
Autenticidad
Los US Marshals entregaron la carta al FBI, que la analizó exhaustivamente. Comprobaron si habían rastros de ADN, buscaron huellas dactilares y analizaron la caligrafía de los tres fugados cuando estaban encerrados. ¿Pero encontraron algo?
La cadena local CBS de San Francisco, KPIX, publicó la carta e informó sobre la investigación. Según ellos, "los resultados del FBI no fueron concluyentes". Un experto en seguridad del canal emitió la siguiente cita desconcertante sobre la autenticidad de la carta, diciendo la conclusión del FBI: "significa sí y significa no, así que esto deja todo en el limbo".
Aún en funcionamiento
A lo largo de los años, la postura de los US Marshals ha sido que "es posible" que Morris y los hermanos Anglin sobrevivieran a la fuga. Pero después de que la carta saliera a la luz en enero del 2018, uno de sus representantes puso en duda la legitimidad de la carta a The Washington Post, afirmando que creía que era falsa.
Una cita del artículo del Post decía: "El Servicio de Alguaciles ha seguido investigando pistas y ha dicho que lo hará hasta que se demuestre que los hombres han fallecido, o hasta que cumplan 99 años". El FBI vio las cosas de otro modo cuando decidió suspender la búsqueda en 1979; ésta fue su opinión: "Durante los 17 años que trabajamos en el caso, no surgió ninguna prueba creíble que sugiriera que los hombres seguían vivos, ni en Estados Unidos ni en el extranjero."
El último hombre de Alcatraz
Jim Albright, el último guardia que abandonó la prisión de Alcatraz, fue entrevistado por ABC 7, una filial de la televisión local de San Francisco, para conmemorar los 55 años del cierre de la prisión en marzo del 2018. Trabajó allí durante la fuga y se le preguntó acerca de sus creencias sobre el destino de los hombres. ¿Cree que se ahogaron o que sobrevivieron como se afirma en la carta?
Esto es lo que tenía que decir: "Depende de si estás hablando conmigo o estás hablando con su madre. Creo que se ahogaron, de verdad". Albright creía que el hombre que escribió la carta, haciéndose pasar por John Anglin, era un hombre muy enfermo que necesitaba tratamiento para su cáncer y estaba utilizando el nombre del famoso fugitivo para conseguir ayuda.
Los U.S. Marshals responden
La única razón por la que el público se enteró de la carta fue su publicación en KPIX, la filial de la CBS en San Francisco. La emisora recibió una copia de una fuente anónima. Tras la publicación de la carta, los US Marshals hicieron la siguiente declaración.
"No hay absolutamente ninguna razón para creer que alguno de ellos hubiera cambiado su estilo de vida y se hubiera convertido en un ciudadano completamente respetuoso con la ley después de esta fuga". Los US Marshals son los únicos que siguen en el caso, así que probablemente saben de lo que hablan. ¿Qué crees que ocurrió? ¿Saldrá algún día a la luz la verdad?
A continuación, una mirada al interior de la infame prisión:
Alcatraz visto desde el interior: fotos históricas de la prisión más famosa de Estados Unidos
El patio
Esta es una foto del patio de recreo de Alcatraz. Los presos podían utilizar el patio para practicar deportes como balonmano y béisbol o para disfrutar del aire fresco en las pocas horas que se les permitía utilizarlo. Los presos de Alcatraz tenían una rutina diaria muy dura, consistente en conteos que llegaban a 13 veces al día.
Con un día a día tan limitante, el tiempo pasado en este patio era precioso, y los presos no arriesgarían su tiempo relativamente libre por nada del mundo. El aire fresco y salado del mar se sentía mientras se estaba en el patio, de modo que los reclusos podían oler la libertad; sin embargo, para la mayoría, eso era lo más cerca que podían estar.
El bloque de celdas
La siguiente imagen muestra el aspecto exterior de los bloques de celdas. Aunque la foto es en blanco y negro, el aspecto no era mejor ni siquiera en color. Las celdas eran más pequeñas que la media y los presos no tenían más que una cama dura para dormir.
La celda no consistía en mucho más que eso, y el día a día era bastante básico. Estos bloques se componían de 336 celdas, y por término medio, 260 de ellas estaban llenas. Además de estas celdas, otras 40 se llamaban "celdas de aislamiento". A lo largo de los años, hubo 1557 presos que pasaron sus días en celdas con este aspecto.
Al Capone
Alphonse Gabriel Capone, también llamado "Scarface", es uno de los gángsters estadounidenses más notables de la historia. Tras años de actividad pandillera, fue encarcelado; sin embargo, se le acusó de recibir un trato especial. Se le sugirió entonces que se trasladara a Alcatraz, donde cumplió siete años y medio de condena.
Mientras cumplía condena en "La Roca", Capone fue herido por otro recluso con unas tijeras de la barbería de la prisión. Resultó herido pero sobrevivió y terminó de cumplir su condena en 1939. Se dice que Capone devolvió todos sus deberes a la sociedad, pagó sus multas e impuestos y, en 1947, falleció fuera de los muros de la prisión.
La caja de soplones
En 1956 se tomó una fotografía de un guardia manejando una de las "cajas de soplones" de la prisión, como las llamaban los presos. Las cajas eran estáticas y portátiles y se utilizaban para detectar metales como armas y contrabando. Como ocurre en todas las prisiones, y no sólo en Alcatraz, estaba prohibido llevar metales de cualquier tipo.
Un simple objeto como un tenedor o incluso una cuchara podía convertirse inmediatamente en un arma dura o en un artefacto de excavación para abrirse camino hacia la libertad. Las cucharas se utilizaban para excavar en la arena que había tras las paredes de azulejos y los tenedores; bueno, no hace falta explicar cómo un tenedor puede convertirse fácilmente en un arma.
La banda de los reclusos
No todo era terriblemente malo en Alcatraz. Aunque muchos reclusos estaban encerrados de por vida tras los muros de la prisión, de vez en cuando tenían la opción de mantener una conversación telefónica. Esta foto fue tomada en la década de 1950 y muestra a un preso durante una conversación telefónica.
El guardia de la prisión está de pie justo detrás de él, sin dar al preso ninguna posibilidad de intimidad. A diferencia de lo que ocurre hoy en día, en que las conversaciones telefónicas pueden ser vigiladas y escuchadas, incluso desde lejos, ésta era la única forma que tenía la prisión de asegurarse de que no ocurría nada (una vez más) ilegal.
El menú
La comida del comedor de Alcatraz no era conocida por su diversidad. Este menú de 1956 es típico, con un tipo de carne, guarniciones y postre. Ahora, a nosotros, el menú nos parece rico y satisfactorio, compuesto de platos apetitosos; sin embargo, ¿puedes imaginarte que te sirvan casi lo mismo día tras día? Esto era peor que una cena de colegio.
Siempre se podía cambiar la cena del colegio por un almuerzo para llevar de casa que incluyera un bocadillo de atún; sin embargo, cuando se trataba de Alcatraz y posiblemente de cualquier otra prisión, lo que se servía hoy probablemente se serviría al día siguiente.
El comedor
El comedor de Alcatraz solía llamarse "el comedor", donde comían tanto los presos como los guías. Esta foto fue tomada en 1955 y muestra a un guardia vigilando a los presos que entran en el comedor. El llamado comedor estaba conectado a la parte oeste de la celda principal, y los presos llamaban al pasillo que conducía allí Timed Square.
Más allá estaba la cocina, donde se preparaba la comida. A diferencia de hoy en día, en que los trabajadores de las prisiones tienen un menú totalmente diferente, los guías de la prisión aislada y otros trabajadores comían lo mismo que los presos, excepto por los manjares adicionales con los que los reclusos sólo podían soñar.
Confinamiento en solitario
El confinamiento en solitario era uno de los castigos más severos que podía recibir un recluso. Este castigo también tenía dos significados. El preso podía ser enviado a "El Agujero", que era una habitación oscura sin apenas espacio para moverse, o a una celda muy parecida a ésta, que tenía las necesidades básicas pero sin luz en absoluto.
Esta celda austera y sencilla se utilizaba para el aislamiento solitario y sólo contenía un lavabo, un inodoro y una cama. Los reclusos permanecían aislados sin luz, excepto a la hora de comer. Se desconoce la fecha en que se tomó la fotografía.
La dura realidad
Después de leer esto, te das cuenta de la dura realidad en la que viven algunas personas. Esto demuestra lo inteligentes, sensatos y, sobre todo, sensibles que son algunos de estos presos. Un preso creó este dibujo, y dice así: "Cuando mi familia, la iglesia, la escuela y la comunidad fallan, se supone que esos guardianes deben hacer un milagro y rehabilitarme".
Por supuesto, la mayoria de los presos, no solo en Alcatraz sino en todas las prisiones del mundo, deben estar entre rejas y pagar el precio a la comunidad; sin embargo, hay algunos (incluso hasta el dia de hoy) que con poco apoyo y poca orientacion, podrian volver a encajar en la sociedad y vivir su vida (legalmente) y en paz.
Una guarnición militar
La siguiente foto fue tomada a principios de mayo de 1946 durante la Batalla de Alcatraz. Esta batalla fue el resultado de un intento de fuga de los muros de la prisión por parte de reclusos armados. Dos funcionarios de prisiones, William A. Miller y Harold Stites, murieron durante estos disturbios.
En esta foto, los guías de la prisión llegan en barco a la prisión de Alcatraz durante uno de los ataques a los rebeldes. A lo largo de los años, hubo 14 intentos distintos de escapar de la prisión, el primero en 1936 y el último en diciembre de 1962. La Batalla de Alcatraz fue el décimo intento registrado.
Quirófanos
El quirófano de la prisión de Alcatraz era básicamente una sala de procedimientos completamente operativa en una celda. El Departamento de Sanidad de San Francisco lo gestionaba y era responsable de su seguridad y funcionalidad. Para muchos, el quirófano parecía espeluznante y amenazador; sin embargo, esto garantizaba que los reclusos se mantuvieran sanos. Una de las responsabilidades más importantes del Departamento de Sanidad de San Francisco era evitar la propagación de enfermedades.
Esto podría haber sido un desastre, ya que podría haber afectado tanto a los presos como a los guardias. Se ha informado de que durante los años que funcionó la prisión, 15 presos murieron de enfermedades y dolencias naturales. El resto se quitó la vida o se la arrebataron.
Paul G. Madigan
Al principio, esta foto puede parecer una fotografía ordinaria de algún director o empleado, pero en realidad, esta imagen tiene mucho significado histórico. En esta foto, Paul G. Madigan, el guardián de la Prisión Federal de Alcatraz, está sentado en su escritorio, cumpliendo con sus obligaciones rutinarias. Lo que no se ve en esta foto es que fue un día histórico para la prisión.
Fue tomada el 15 de marzo de 1956 y fue la primera vez que se abrieron las puertas de la prisión para la publicidad. Fue la primera vez que se permitió a la prensa, la televisión, la radio y otros reporteros entrar en la prisión para documentar y ver la verdad detrás de la historia de este lugar.
Patio de ejercicio
En 1934, los presos de la cárcel de Alcatraz conocieron "El patio trasero". Este era el lugar para hacer ejercicio, relajarse y tomarse un tiempo libre. Estaba situado junto al comedor y rodeado por un alto muro y una alambrada. Hasta 1936, sólo había un patio sin pavimentar que se utilizaba como espacio exterior, así que cuando se terminó el patio, supuso una auténtica mejora para las condiciones de los reclusos.
Las pesadas alambradas que rodeaban el patio garantizaban que nadie pudiera escalar este muro, ni siquiera para contemplar el magnífico paisaje oceánico al otro lado. Este patio sirvió a los presos de Alcatraz hasta sus últimos días en 1963, cuando se cerró la prisión..
Los últimos reclusos
Alcatraz se construyó y se convirtió en prisión civil en 1934. Durante treinta años fue una de las prisiones más duras de los Estados Unidos. Estaba aislada y albergaba a algunos de los delincuentes más peligrosos. El 21 de marzo de 1963, la prisión cerró sus puertas y los últimos reclusos fueron trasladados a otras prisiones del país.
La decisión de cerrar la prisión se tomó mucho antes de la fuga de los Morris y los Anglin. Resultó que el coste operativo y los gastos generales de la prisión eran demasiado elevados para mantenerlos. Esta foto muestra a los últimos reclusos marchándose a otro lugar.
Nuevas habilidades
No todo en Alcatraz era ilegal y estaba relacionado con el crimen. El gobierno se aprovechaba de los presos y de su condición, al estar aislados del mundo exterior. La mayoría de los presos trabajaban en las instalaciones para atender las necesidades del país. Estos trabajos no eran remunerados.
En esta foto, uno de los reclusos de la prisión realiza trabajos de guerra y repara uniformes para el Departamento de Intendencia del Ejército. Convertir la prisión en una base de trabajo para muchas de las necesidades del gobierno ahorró mucho dinero y recursos a lo largo de los años.
Robert Stroud
La siguiente imagen es de uno de los presos más famosos de la prisión de Alcatraz. Se llamaba Robert Stroud, conocido como "El hombre pájaro de Alcatraz". Ingresó en prisión por primera vez en 1909 tras ser condenado por un delito grave. Stroud pasó la mayor parte de su vida entre las rejas de Alcatraz, y de los 72 años que vivió, 53 los pasó encarcelado.
A Stoud se le permitió tener su mascota pájaro en su celda, donde operaba un laboratorio de aves. En su celda estudió el comportamiento de las aves y elaboró el Stroud's Digest of Diseases of Birds. Su trabajo y sus estudios contribuyeron enormemente a muchos ornitólogos y a sus trabajos definitivos sobre las enfermedades de las aves. Durante el tiempo que pasó entre los muros de los priones, Stroud crió a más de 300 aves.
Arthur R. Barker
Este expediente carcelario de 1963 pertenece a Arthur "Doc" Barker, hijo de Ma Barker y miembro de la infame banda de los "Bloody Barkers". La banda fue fundada por Fred Barker y Alvin Parpis, a los que más tarde se unió Arthur Barker, a quien se ve en esta foto.
Tuvieron su apogeo durante la dura época de la depresión, pero muy pronto se encontraron entre las rejas de Alcatraz. La banda llegó a tener más de 20 miembros, de los cuales la mayoría, en algún momento, se encontraron en Alcatraz. Arthur Barker murió de un disparo de un guardia cuando intentaba escapar de Alcatraz.
La batalla de Alcatraz
Marvin Hubbard, Bernard Paul Coy y Clarence Carnes, vistos aquí, son tres de los cuatro reclusos que instigaron "La batalla de Alcatraz", un motín que comenzó tras un intento de fuga y duró tres días. Esta batalla se conoce como el intento fallido, en el que nadie pudo predecir los resultados.
La reputación que tenía la prisión, de ser el único lugar del que nadie podía escapar, se desmoronaba. Coy fue quien planeó la fuga. En aquel momento estaba condenado a 25 años de prisión y, por lo tanto, no tenía nada que perder intentando conseguir su libertad.
A lo largo del camino
Estas fotos de Sam Shockley (izquierda) y Miran Thompson (derecha) fueron tomadas antes de su ingreso en Alcatraz. Shockley y Thompson se unieron a los líderes del motín al comienzo de la "Batalla de Alcatraz" y posteriormente fueron ejecutados por su participación en el derramamiento de sangre. Samuel Richard Shockley, Jr. procedía de un entorno muy complicado, por lo que no muchos se sorprendieron cuando acabó entre las rejas. Sólo tenía 40 años cuando su vida terminó.
Miran Edgar Thompson fue condenado a cadena perpetua con 99 años adicionales tras ser declarado culpable de acabar con la vida de un agente de policía. También fue responsable de otros robos y delitos graves. Mientras cumplía condena en varias prisiones del país, tenía fama de escapista con suerte, logrando varias fugas de las que fue responsable.
Hora de la lectura
Alcatraz estaba considerada una de las peores prisiones en las que podía encontrarse cualquier recluso; sin embargo, en lo que a cultura se refiere, había espacio de sobra para ello. Los reclusos de Alcatraz tenían acceso a más de 15.000 mil libros y estaban suscritos a más de 75 revistas de éxito. Los presos también podían tocar instrumentos musicales, hacer arte y escribir cartas.
Los libros que se ofrecían a los reclusos eran de diversos temas e incluían a algunos de los autores más vendidos de la época. Cada preso podía llevarse hasta tres libros a la vez, sin incluir la Biblia. Los temas relacionados con el crimen estaban fuera de los límites, ya que nadie quería alimentar a los presos con nuevas ideas de evasión.
De Guardia
Los disturbios de 1946, conocidos como "La batalla de Alcatraz", sólo duraron unos días; sin embargo, tuvieron un gran impacto en la prisión. A partir de ese día, la prisión se volvió aún más dura de lo que era, y su reputación de ser la cárcel más severa en la que podía encontrarse un recluso se acercó más que nunca a la verdad.
En esta fotografía, se ve a los guardias de Alcatraz reuniendo a los presos que no participaron en los disturbios que se produjeron ese día. "La batalla de Alcatraz" podría haber acabado de forma completamente distinta; sin embargo, el resultado de dos agentes muertos y tres reclusos que también perdieron la vida era probablemente inevitable.
Triatlón de Alcatraz
Así que, como muchas otras cosas, alguien pensó en una forma de mantener la fama de Alcatraz, no sólo por su prisión y su reputación. En 1981 nació el Triatlón 'Escape from Alcatraz'. Se trata de un triatlón de distancia internacional, abierto a triatletas profesionales. La carrera consiste en nadar 2,4 km desde la prisión de Alcatraz hasta la orilla de Marina Green. Y esto no es todo.
Todos los años se celebra una carrera en Alcatraz el día de Año Nuevo, y lo único relacionado con la prisión es el nombre. Aquí vemos a George Farnsworth, que entonces tenía 67 años. Terminó en último lugar. Sin embargo, no parece molestarse demasiado por ello.
Secuelas
Una foto de los aspirantes a fugitivos que sobrevivieron al motín: Clarence Carnes, Sam Shockley y Miran Thompson. En 1948, Shockley y Thompson fueron condenados a muerte por su participación en la "Batalla de Alcatraz", mientras que Carnes recibió clemencia y fue condenado a cadena perpetua.
Los dos aparecen en la foto durante su juicio. No importaba lo grave que fuera un criminal, cuando se trataba de tribunales y de dictar sentencia, se ponía el traje de gángster e intentar parecer inocente. Sus nombres pasarían a la historia como dos de los presos más famosos que ha conocido Estados Unidos.
Alcatraz hoy
En esta fotografía tomada en el 2017, se ven claramente los restos de la prisión de la isla de Alcatraz. Hoy en día, la prisión es una atracción turística, con visitas guiadas que llegan a diario. El Golden Gate National Recreation Area gestiona el lugar, y se ha convertido en un famoso museo dedicado a los días en que fue una penitenciaría federal.
Los ingresos estimados de la prisión de Alcatraz en la actualidad rondan los 180.000 mil dólares, incluyendo patrocinios y otras fuentes de ingresos. Más de 1,5 millones de visitantes acuden a la prisión cada año. Ofrece un paseo por el carril de la memoria y recorre la historia de la prisión a través de los días de la penitenciaría federal y la época de los indios americanos.
James A. Johnston
James A. Johnstone era un conocido criminólogo y dirigió las prisiones de Folsom y San Quintín. Cuando tenía poco más de 20 años, aceptó el cargo de director de la Penitenciaría Federal de la isla de Alcatraz. Fue bajo su nombre que la prisión de Alcatraz se convirtió en una de las peores prisiones criminales del país.
Era conocido por dejarse ver sin vigilancia entre los prisioneros, incluso entre los más peligrosos. Comía con ellos y mantenía una conversación a la altura de los ojos. En una ocasión, uno de los reclusos lo agredió; sin embargo, esto no le impidió seguir cenando con los presos.
Waxey Gordon
Waxey Gordon fue un gángster estadounidense especializado en el juego ilegal que pasó bastante tiempo entre los muros de la prisión de Alcatraz. Su primer ingreso en la prisión se produjo en 1951, tras ser acusado y declarado culpable de vender sustancias ilegales en la calle.
Su larguísimo historial delictivo no le hizo ningún favor, por lo que a la hora de dictar sentencia se le impusieron 25 años de prisión. Pasó sus últimos días entre los muros de la prisión, donde murió de una dolencia a los 52 años.
La Fortaleza
El fuerte de Alcatrax se encontraba cerca de la bahía de San Fransisco. La mayoría de las mejoras del lugar se llevaron a cabo a finales de la década de 1880; sin embargo, hasta el día de hoy nunca se completaron del todo. La prisión de Alcatraz se construyó en 1910, y la construcción completa en 1912.
Los primeros habitantes del fuerte eran nativos americanos, también conocidos como Ohlone, una palabra india miwok. Solían criar aves, pero no vivían permanentemente en el recinto. Esta imagen es de la sección original del Fuerte de Alcatraz tomada en el 2020.
La zona de duchas
A día de hoy, las personas que visitan la prisión de Alcatraz pueden pasar por la ducha que servía a los reclusos. La situación de la ducha es otra prueba de las difíciles condiciones en las que se encontraban los reclusos mientras cumplían su condena tras los muros de la prisión.
La intimidad era inaudita, y disponer de cierto espacio personal, incluso durante el momento más íntimo del día, era algo sólo para soñar. Estaban diseñados con las características más elementales; sin embargo, el agua con la que se duchaban los reclusos estaba hirviendo.
Sus derechos
A los reclusos no se les daba gran cosa. Según la ley federal, los presos recibían atención médica, una cama para dormir, comida y ropa. Eso era todo. Nadie les prometía una cama cómoda ni comida sabrosa; sin embargo, no pasaban hambre. Además del 'theta', los reclusos podían comunicarse a través de estos intercomunicadores.
Contar con interfonos así aseguraba que no habría contacto físico entre el preso y el visitante. No habría forma de pasar ningún dispositivo, comida o cartas que no se hubieran revisado. Había un aislamiento total entre el visitante y el recluso.
No hay lugar para los errores
Para evitar cualquier error, esta señal formaba parte de la vista que se podía ver al acercarse a las aguas del territorio de la prisión. Era el Área Recreativa Nacional del Golden Gate, y las consecuencias, si uno se pasaba, eran letales.
Entonces, ¿quién tendría un pase? Suponemos que los visitantes, los miembros del gobierno, los nuevos reclusos, los agentes de policía y la prensa. Eran los tiempos en que aún no se habían inventado los detectores inalámbricos, así que ésta era la única forma de evitar que los intrusos entraran en la zona prohibida.
El interior de la lavandería
Lo que hacía que la lavandería fuera tan atractiva para los reclusos era la luz. Tenía paredes luminosas e incluso ventanas repartidas por ellas. Aunque las ventanas tenían barrotes, había algo diferente en ellas que diferenciaba la habitación del resto de la prisión.
Tal vez era el olor de la lavandería lo que hacía que quien trabajaba allí se sintiera bien y le daba un pequeño toque de esperanza en días mejores. O tal vez trabajar en la lavandería mantenía ocupados a los presos, incapaces de pensar en lo mal que les iba la vida, aunque sólo fuera por unas horas.
¿Quién eres, Morton Sorbell?
Morton Sorberl nació en 1917 y vivió más de 100 años. Fue un ingeniero estadounidense condenado por espiar para la antigua URSS y enviado a Alcatraz en 1952 junto con Julius y Ethel Rosenberg. En 1963, cuando Alcatraz fue clausurada, fue trasladado a una prisión de Lewisburg.
Sorbell sirvió al país en la Segunda Guerra Mundial y fue encarcelado durante casi 20 años. En los años venideros, su caso sería tratado con los años, alegando que hasta el día de hoy, no había ninguna prueba de que Sorbell estuviera realmente involucrado en el espionaje.
Guardián del faro
Hay algunas personas que visitaron Alcatraz durante más de 20 años y a diario; sin embargo, no eran prisioneros. Edward Schneider trabajó en la isla durante 21 años como farero. Sus principales responsabilidades eran asegurarse de que las señales de niebla funcionaban correctamente y que todo estuviera en orden.
Los turnos eran 24 horas al día, 7 días a la semana, y siempre tenía que haber alguien de guardia cuando llegaba el turno de noche, y todos se turnaban, y la responsabilidad era aún mayor durante esas horas. Edward Schneider formó parte de los servicios penitenciarios durante casi la mitad de su vida y se dedicó a su puesto a lo largo de todos los años.
Karpis Mugshot
Karpis es otro de los nombres más conocidos en lo que se refiere al trabajo de gangster. Nació en Canadá y fue uno de los líderes de la banda Barker-Karpis, que estuvo muy activa durante la década de 1930 y, en total, pasó más de 26 años en la prisión de Alcatraz. A lo largo de los años, fue declarado culpable de numerosos incidentes. En 1936 fue condenado a cadena perpetua y pasó allí sus días hasta 1962.
Durante esos años, fue trasladado a otra prisión; sin embargo, muy pronto regresó a los sombríos y oscuros muros de Alcatraz, donde trabajó como panadero. Hacia sus últimos días, terminó de dar testimonio de su vida, que se tradujo en una autobiografía.
El incendio de Alcatraz
En 1970, se prendió fuego a los muros de la prisión. El fuego, que prendió acabó incendiando el faro y la casa del guardián. El faro incendiado se ve claramente en esta foto, justo en lo alto de la colina, dominando la prisión.
Este incendio se produjo varios años después del cierre de la prisión. Estaba ocupada por indios americanos y varios edificios quedaron destruidos en aquel momento. John Trudell, que por aquel entonces residía en la isla de Alcatraz, cuenta que todo ocurrió muy deprisa. Las llamas alcanzaron el faro poco antes de medianoche y todo ardió en cuestión de segundos.
Ocupación
El 20 de noviembre de 1969, la isla de Alcatraz fue ocupada por indios americanos, liderados por el grupo de nativos americanos Indians of All Tribes. Declararon el lugar como "Tierra de los Indios". "En total, fueron señores de la tierra durante poco más de 19 meses.
Este cartel dice: "Bienvenidos a la tierra india". Protestaron y exigieron la devolución de las tierras federales desocupadas a las tribus que las habitaban. Este fue un momento importante en el movimiento por los derechos civiles de los nativos americanos que sigue activo hasta nuestros días. El incendio que asoló la isla fue el principio del fin de la ocupación india y puso fin a casi 20 años.
Retrato de Ed Miller
Mientras se producían los disturbios de los Tres Días en 1946, hubo un director de prisión que no se movió del lugar. Se llamaba Ed Miller. Dirigió varios ataques contra los presos y pago un alto precio por su lealtad y dedicación a su trabajo.
Llegó por primera vez a Alcatraz en 1934 como funcionario de prisiones. A finales de los años 30, ya había sido ascendido a director adjunto. En 1947, Miller fue trasladado a otra prisión federal, donde puso fin a su carrera. Se le reconoce como uno de los directores más importantes de la prisión, incluso en la actualidad.
El director
La prisión de Alkatraz tiene muchos directores; sin embargo, algunos destacan más que otros. El Director Paul J. Madigan es, sin duda, uno de ellos. Madigan era conocido por ser el único que ascendió desde el escalafón más bajo de la jerarquía del personal penitenciario. Empezó como funcionario de prisiones y fue ascendiendo poco a poco.
En su día, dedicó su vida a la prisión y, es curioso decirlo, pero ésta era su segunda casa. Conocía a los presos de memoria hasta el punto de entablar importantes relaciones con algunos. Era apreciado por los peores criminales.
La travesía a nado por Alcatraz
La travesía a nado de Alcatraz ha sido una tradición de toda la vida. En esta foto, vemos a Jack LaLanne, al que a menudo se hace referencia como el "Padrino del fitness", que era un gurú de la nutrición aunque había admitido ser también un adicto a la comida justa. Aquí se le ve completando la travesía a nado de Alcatraz, que le llevó dos horas.
En la foto, lleva las esposas puestas y le ayuda su amigo Jay Holt. LaLanne falleció en el 2011 y llevó su vanguardista sistema de fitness a todo el país, tanto en televisión como en gimnasios. Toda su vida la dedicó a poner en forma a la población de Estados Unidos.
Un poco de historia
Siempre es fascinante encontrar objetos que se remontan a años y años atrás. Es como si llevaran consigo una historia, y casi puedes sentir todos los detalles. Por ejemplo. Es una foto del sombrero original que llevaba Jim Albright, el antiguo guardia de la prisión de Alcatraz.
El guardia de prisiones Albright es conocido por ser el último guardia de la prisión cuando ésta cerró sus puertas en marzo de 1963. Jim Albright se jubiló de sus funciones en 1985 y falleció en el 2021 tras más de 50 años de servicio. El sombrero se presenta en el centro de visitantes de la prisión y se conserva en su estado original.
Una fotografía
De vez en cuando uno se encuentra con una foto que dice tanto y utiliza tan poco. Esta fotografía en blanco y negro lo resume todo. Barney Peterson, que tomó esta foto, consiguió reunir en un solo encuadre una mezcla de emociones relacionadas con este terrorífico lugar.
Al dirigir la vista por este túnel, casi se puede sentir el miedo y la dureza que se esconden tras los muros de esta prisión. Es como si este paso subterráneo te condujera a un lugar del que conoces sus historias, pero que se las arregla para seguir siendo desconocido. La fotografía fue tomada en 1952, cuando Alcatraz aún funcionaba a pleno rendimiento.